Hay una decisión, que tenemos que tomar todos los días de nuestras vidas, basada en la “simple” pregunta: ¿Hacer el bien ó hacer el mal?
Cada mañana al levantarnos, pensamos en nuestros seres queridos, en lo que nos espera durante el día, en nuestros problemas, en nuestras adicciones, y por supuesto en la respuesta a esta “simple” pregunta.
La mañana siguiente a la noche que vi por primera vez Batman: The Dark Knight, fue más difícil tomar una decisión, lo que no fue difícil fue encontrar el por qué; La actuación de Heath Ledger como el Guasón.
Con su particular e única manera de interpretar a uno de los villanos más queridos y odiados de todos los tiempos, este actor de origen australiano, fallecido hace seis meses, hizo que por primera vez quisiera estar del lado de los “malos”.
Probar un poco de esa anarquía que nos deje ser nosotros mismos, provocar un poco de caos, que ponga al mundo en llamas a ver si acaso así el mundo se salva, probar lo que es ser aceptado a pesar de ser incomprendido.
Hoy en día, podemos no tener cicatrices en el rostro, podemos no usar maquillaje para cubrir nuestra piel, podemos no usar un traje que nos haga lucir bien. Pero las cicatrices están en un lugar aún más profundo, el corazón, maquillamos nuestra personalidad no nuestra piel, nos preocupa más lo que el traje va a cubrir, que el mensaje que va a mandar todo el conjunto, que es lo importante.
Tenemos una sola necesidad: querer lo que creemos merecer, no importa el precio, la diversión se antepone a cualquier sentido de rectitud pero no tenemos la clase que una ciudad como la nuestra se merece, somos marionetas que manipulan a sus maniobreros.
Cada quién obtuvo sus cicatrices de una manera diferente, pero todos concordamos en que somos esclavos de las mismas, y al poco tiempo podemos ser cómplices de los pensamientos que estas provocan.
Una decisión tan importante como esta no se puede tomar a la ligera, por eso, he visto la película tres veces más después de aquella mañana, con el único saldo de que ahora espero la actuación que me haga cambiar de opinión, al bando de los “buenos”.
Es de esta espera, que nace la esperanza de que esa actuación no sea en una pantalla gigante, sino en la vida real, de que no sea en una sola ciudad, sino en el mundo entero.
Pero hay una última similitud que rescatar de Batman:The Dark Knight. Cuando le habló a la gente sobre mi nueva respuesta, sobre estas similitudes y sobre esa nueva esperanza, sus reacciones y la expresión en su rostro, solo me hace preguntarles una cosa: ¿Why so serious?
Javier “Hahaha” Zúñiga S.
jueves, 31 de julio de 2008
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