Beto y Tina podrían ser los nombres de dos personajes de historietas o de novelas, o de ese realismo mágico que tanto envidiamos, pero para nuestra suerte y gracias a Dios, son los nombres para los personajes de una historia de amor de la vida real.
Una historia que mezcla la lucha, la paciencia, la tolerancia, las costumbres, la bondad, y que ha puesto al pasado como una base de roble sólido para su descendencia, al presente como un ejemplo a seguir, y al futuro como envidia de la buena.
Es de tu cara Tina, que entiendo lo que es el cansancio, de tu corazón entendí lo que es el amor, es de esa señal que dibujas en nuestro pecho cuando partimos que me aferro cuando no entiendo al mundo moderno, es de ese gallito de comida, que me lleno cuando me siento vacío y solo…
Es de tu tiempo Beto, que entendí que se puede cambiar, de tu sonrisa al mirar a los pequeñines a tu alrededor al ritmo de sonidos extranjeros, comprendí que lo primero es la familia, y después…la familia, de tu defensa de ideales comprendí que lo que bien se aprende no se olvida, y que lo que se olvida es porque no vale la pena enseñarlo.
Cambiaría mis videojuegos, mis noches en lugares “indebidos”, mis travesías por internet y ni que decir mi pérdida de tiempo, por sentarme a los pies de la abuela con una taza de aguadulce y escuchar esas historias que como dije una vez, ya no solo no se hacen, sino, no se cuentan.
Perdóname abuela, por dejarte perdida en “mis” tiempos, mientras tú en los “tuyos” ya sudabas por mí, pero es que los míos no tienen nada que ofrecer en comparación a los tuyos, por eso como dice la canción: llévame donde pueda abuela dormir, si fueras a volver, llévame allí. No lo pensaría dos veces para marcharme…
Al abuelo, lo llevaría a la gran ciudad, para que me enseñe como detectar a una buena mujer, si es que todavía quedan, que no se interese por lo que tengo, sino por lo que me falta y ella me puede dar, por lo que podemos encontrar juntos y por lo que podemos ofrecerle a los demás.
Perdóname abuelo por creerte perdido antes de tiempo, hasta que me enseñaste que los años no se reflejan en nosotros, sino nosotros en los años, me encantaría sentarme en la oscuridad de tus noches como vigía y mirar como encontraste la luz para llegar hasta todos nosotros.
Por último, cambiaría mis sueños por una realidad como la de ustedes, corretear a la abuela Lastenia, infiltrarse en una vieja cantina en busca de algo nuevo, treparse en los árboles y comer de su fruto, perderse en el polvo de las mejengas, en el calor de un solo cuarto sin paredes que nos separen el corazón, partir de casa oliendo a nada, y regresar oliendo a café, imaginar y soñar, en vez de pensar y añorar.
Gracias por permitirme ver para atrás y sentirme orgulloso…
PS:
Un sabio Indio les dijo a los demás:
“Tribu, nos estamos quedando sin caciques…”
Otro más sabio le respondió:
“Pero mira qué clase de tribu nos dejaron…”
Javier Francisco ZÚÑIGA Sánchez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Beto y tina.... resumen mucho mas d elo que crees, y me enseñaste mas de lo que imaginas con ellos!!!
Tan solo tratando de pasar un poco de todo lo que ellos me han enseñado, gracias por entender y leerme.
Publicar un comentario