miércoles, 23 de marzo de 2011

Nuevo Estadio… ¿Nacional?

No lo construyó un equipo de trabajo con sello costarricense, ningún tico multimillonario invirtió para que pudiera ser realidad, en su fachada no se vislumbra un símbolo nacional, entonces ¿por qué se llama Estadio Nacional?

La publicidad nos endulza, nos invita a nuestra casa, pero inmediatamente nos recuerda que para entrar tenemos que pagar miles de colones, los cuales se multiplican en manos de los revendedores, porque el sistema de venta de entradas oficial sufrió un colapso “inesperado”.

Es así, como el panorama para el costarricense diario se complica, para el que lucha toda la semana para poder disfrutar en paz la mejenga de los domingos, el que cada vez más añora aquellos tiempos en que se podía ir al estadio con toda la familia, sin tener que hipotecar su propio bocado.

En cambio, los costarricenses de época, los que pasan la semana planeando sus aventuras de fin de semana, tienen su entrada asegurada meses atrás, arrasaron con los palcos sin siquiera estar en venta y tienen su parqueo a pocos metros del nuevo coloso asegurado.

Lo más justo sería que los organizadores tasen las entradas de acuerdo con el espectáculo que van a brindar, pero en ese caso el partido de Costa Rica vs China sería gratis, y la pelea de Hanna Gabriels, campeona mundial, valdría una millonada, pero no…Hanna no vende, porque aún cree en la pureza del deporte, y no en la fama que otorgan los “famosos” de saco y corbata.

Un viejo personaje de la historia decía: “el que es revolucionario, puede morir donde quiera”, haciendo énfasis en que la patria se lleva en el corazón. La palabra Nacional no se puede poner a la par de Estadio por el solo hecho de que esté en Costa Rica, es un adjetivo que otorga el pueblo cuando abre un espacio en su corazón para ese “fuerte de batalla…”

De la misma manera, depende de todos nosotros cuidar esta nueva joya arquitectónica, y no permitir que el montaje que circuló con tanto poder crítico por las redes sociales, en las que un grafitti adornaba uno de los muros del Estadio, se convierta en realidad.

Es así, como el nuevo Estadio podrá declararse Nacional, cuando reúna a 35 mil personas iguales, cuando se piense más allá del dinero y el reconocimiento internacional, el mismo que acarrea vergüenza, pues en todas las notas que he visto sobre esta “Tasita de Oro”, nadie, absolutamente nadie le ha dicho “Gracias” a los obreros que viajaron miles de kilómetros para no permitir que este proyecto se convirtiera en una fantasía corrupta…

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