domingo, 15 de junio de 2008

Añorando el pasado

Constantemente nos dicen que no es posible vivir del pasado, que tenemos que vivir a plenitud el presente y que debemos soñar más en vez de añorar.

Pero como no vivir del pasado si fueron tiempos mejores, tiempos vivos, tiempos en que todos éramos uno solo.

El resultado obtenido por la selección mayor de Costa Rica el sábado anterior ante su similar de Granada, es la última de las pruebas para afirmar lo antes mencionado.

Con el nivel más bajo de los últimos 10 años, la selección logró un empate, que mientras para los aficionados y el resto del mundo fue prácticamente una derrota, los jugadores y cuerpo técnico siguen defendiendo lo indefendible, y aseguran, fue un resultado positivo.

Tan positivo, que el día sábado alcanzaron el año y tres meses de no saber lo que es una victoria, de no brindarle una alegría al país como si lo hicieron los jugadores de antaño y la generación anterior a la que tenemos hoy en día.

De seguir por el mismo camino, esta generación será recordada solo por su conformismo, su mediocridad y su incompetencia, comandados por un entrenador que parece que lo único que aprendió en México, fue enojarse cada vez que le dicen la verdad.

En el terreno de juego de la ciudad de Saint George, solo quedaron más y nuevas dudas, viejos reclamos y una que otra verdad.

Como no añorar a los viejos capitanes, como Roger Flores, Reynaldo Parks, Mauricio Montero, Erick Lonnis, etc, los cuales demostraban porque portaban esa banda amarilla en cada jugada, en cada grito de guerra, y en cada suspiro durante todo el juego, a diferencia de nuestro capitán actual, el cual se preocupa más por no despeinarse durante el juego y seguir agradándole al técnico que por otra cosa.

Como no añorar la garra de jugadores como el “Mincho” Mayorga, el “Tuma” Martínez, Mauricio Solís, Luis Diego Arnáez entre otros, en comparación con la delicadeza de jugadores como José Luis López, Randall Azofeifa, Bryan Ruiz, pues ni la promesa del fútbol nacional se salva del ridículo mostrado el sábado pasado.

Como no añorar a los goleadores de antaño, como Errol Daniels, Evaristo Coronado, Juan Cayasso, Juan Ulloa, hasta al mismo Paulo Wanchope, en comparación con la pereza de los delanteros de hoy en día, quienes después de fallar 10 opciones, creen que con meter una son unos “matadores” de primera línea.

Como no añorar la emoción del pueblo en Italia 90’ y Corea-Japón 2002, en comparación con la molestia y tristeza que embargan los rostros y los corazones de quienes siguen siendo aficionados al fútbol hoy en día, aunque la selección y el nivel del torneo nacional, se han encargado de que cada vez hallan menos.

En fin, como no añorar el pasado si en ese tiempo no existían tantas excusas como las que hoy utilizan los jugadores y cuerpo técnico de la selección, si los hombres eran quienes se ganaban un puesto y no los nombres o las amistades, si el amor por la patria los hacía sudar sangre sin importar la cifra del cheque de los viáticos o los premios, como no añorar el pasado si fueron tiempos mejores.

Estoy de acuerdo, no podemos vivir del pasado, debemos vivir el presente a plenitud, soñar más en vez de añorar, pero tal vez es hora de replantear nuestros sueños en otras disciplinas, donde la mediocridad y la prepotencia no sean pan de todos los días.

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